A pesar de que no eres más que un fragmento intengible de muchísimas vivencias que he pasado en las últimas semanas, quiero decirte que siempre soñé verte materializado. Siempre pensé en que debías existir: un lugar donde registrar mis miedos e inquietudes, narrar mis aventuras, regocijarme con mis victorias y recordar lecciones aprendidas.
Siempre estuviste dentro de mí, tu razón de ser estaba dentro de mí; saliste gracias a Mariluna. Le debemos tanto a Mariluna...
Este trance de varias semanas lejos de ella está por terminar. Estoy seguro que el vaivén de emociones seguirá presente. Siempre ha fluído, pero jamás me atreví a entregarte con palabras lo que estuve sintiendo.
Prometo seguirte alimentando, trataré de ser lo más sincero contigo y, te advierto, con mucha frecuencia seré juguetón y travieso con mis palabras.
Con cariño,
CM
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