No entendía qué me atemorizaba de seguir escribiéndote aquí. Lo entendí poco a poco. No podía perdonarme el haberte defraudado. El que hubiere motivos ó no para que así te sintieras es algo secundario. Simplemente no te hice feliz...
Pero analizaste la situación. Echaste mano de tu brillante y claro pensamiento. Me perdonaste. Me perdonaste primero tú a mí que yo a mí mismo.
Y es que no quiero equivocarme. Los errores del principio tienen consecuencias a largo plazo casi imperceptibles, pero consecuencias que deterioran la estructura de la relación. No deseo equivocarme...
Lo único que puedo agregar es que necesito hablar de tí. Ya sea a una caja de texto con botones de formato en la parte superior, a mis compañeros, a mi SameTime, a mí mismo cuando brinco por horas y horas. Pienso en tí. Las ilusiones están todas ya en la canasta.
Iré refinando este mensaje hasta darle la forma que una apología para el primer desencanto amerita.
Que Dios nos bendiga.
Te amo,
CM
Tuesday, July 29, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment